EL OMBLIGO DEL MUNDO

Textos, noticias y fotos sobre la política latinoamericana

lunes, junio 19, 2006

Eu quero mais Lula


Falta poco para las elecciones en Brasil y Lula, a pesar de los pesares, vuelve a estar primero (lejos) en las encuestas de opinión. En varios artículos de la prensa que pude leer se repite un argumento: las obras públicas y los planes sociales del gobierno son los que apuntalan la creciente buena imagen del presidente. Como es de esperarse, la oposición acusa a Lula de utilizar recursos estatales para lograr la reelección y la idea que sobrevuela en todo momento se podría resumir en que un muy modesto populismo alcanza para que el presidente operario vuelva a ganar. Visto desde otro lado, la opinión publicada parece estar haciendo el duelo por la batalla presuntamente perdida del mensalão y su lamento parece decir: a pocos les importa los escandalos de corrupción si el país crece y se reparte algunas migajas. Teniendo en cuenta que estamos muy lejos de poder hablar de una verdadera "distribución de la riqueza" o de un aumento considerable de la calidad de vida de los brasileños mas empobrecidos, la argumentación económica parece ser muy limitado para explicar el fenómeno.

También empieza a desmoronarse esa imagen de un Lula menemizado, convertido en una parodia de si mismo y sus orígenes. El Lula que narró la izquierda del PT, alejado de las bases, traidor del mandato popular, se desvanece al ver que la franja de votantes que mas lo apoyan se encuentra entre el pobrerío más pobre, de la región más postergada del Brasil (esto según una encuesta de Ibope/CNI).

Tal vez habrá que pensar qué construyó Lula presidente en estos años, qué lazo profundo con su pueblo (no El Pueblo -épico, clasista, combativo- sino el pueblo -es decir los pobres, con sus estrategias y sus tiempos-) se fue tejiendo, que recuperación simbólica de la política y el Estado han podido procesar los protagonistas ocultos de la historia.

En Brasil, más que en ningún otro país del continente, las continuidades siempre le ganaron por goleada a las rupturas. De ahí las famosas virtudes del gran vecino que tanto enamoran por estos lares: Intamaraty y su política exterior, la robustez de la burguesía industrial, la permanencia en el tiempo del Estado promotor, etc. Claro, a esa lista habría que agregarle otra línea constante menos brillante que puede nombrarse en la ausencia de los sectores populares en la conducción del Estado, la hegemonía de partidos y clanes políticos separados por distancias oceánicas de las mayorias sociales, la abundancia en la oferta electoral de partidos claramente representantes de los sectores más reaccionarios y oligarcas del país. Lula en la presidencia mete una cuña en esa tradición. No la formación del PT en los 80, ni el Foro Social Mundial de Porto Alegre en los 90, sino recién ahora, en 2002, con el triunfo electoral (que obviamente es producto de lo anterior) y la mantención del poder hasta el fin del mandato. Así, la democracia en Brasil -en el sentido amplio, de incorporación de todos los sectores sociales a la vida política del país- es un dato novedoso, un proceso incipiente y contradictorio que no parece ser posible de construir sin la figura aglutinadora del líder del PT. Es inevitablemente tarea para el futuro (tal vez se vea algo de eso en un segundo mandato, aunque su concreción demandará varios años) fijarse metas más ambiciosas.

1 Comments:

Blogger Unknown said...

Un análisis impecable, permita que le diga.

2:21 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home