La (buena) cortina de humo
Lo dice el saber popular: Duante los mundiales los gobiernos tienen margen para despacharse con medidas y acciones que en cualquier otro momento les demandaría al menos un trabajo extra de encubrimiento o convencimiento colectivo. Y es que durante la fiesta mundialista el grueso de los ciudadanos, concentrados en los verdaderos problemas nacionales -como la lesión de Lucho, la amarilla de Heinze, la confianza desmedida luego de la goleada histórica, etcétera- están, estamos, más permeables a recibir la acción gubernamental como quien escucha un comentario femenino sobre el relato del partido: se intenta omitir, hacer de cuenta como que nada ha ocurrido. Así sucede. Me da escalofríos imaginarme que cosas estaría tramando Menem en una situación de algarabia generalizada y duradera (al menos hasta el partido de octavos, una pequeña eternidad para la política criolla). En cambio -si, si, se viene un oficialismo casi obsceno, atajense, armen barrera si pueden- he logrado enterarme de que el gobierno argentino tomó dos medidas de esas que alegran al enano progre que todos (o casi) llevamos dentro: una de carácter social y reivindicativo, pero a mi entender importante. Se trata de la incorporación del apellido materno al nombre del recién nacido. Algo que en muchos países es moneda corriente, pero aquí una rareza. ¿Será demasiado pensarlo como una democratización del otrora oligarca "doble apellido"? Tal vez, pero no deja de tener un gustito a reivindicación femenina y, lo que es más importante, a mejorar, a completar, la noción de identidad (en esto sí que tenemos una conducta desde el inicio del gobierno). En fin. La otra frutillita del postre: el canje de la deuda que el empresario Eurnekian tenía con el Estado por un porcentaje (de 20 a 35%) en la concesión de los 32 aeropuertos distribuidos en todo el país y que pertenecen a la empresa Aeropuertos Argentina 2000, de la que aquel es dueño. Mostrando que hay muchas, muchísimas, maneras de lograr que el Estado recupere recursos, recupere herramientas.
Dos noticias pequeñas, livianitas pero simpáticas, ideales para una semana donde lo importante pasó en otro lado.
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